La Ley: Uno Para Todos | |||||||||||||||
Las metáforas y símbolos usuales en sus versos, tienen hoy una dirección
identificable. En su primer disco como trio, el grupo con Beto Cuevas en
voz y letras quiere reflexionar en torno a la muerte, el renacimiento y
la necesidad de valorar el presente. Precisamente, aquello que les ha enseñado
su intrincado trayecto como banda.
Texto: Benjamín Acosta / Los Angeles (U.S.) Piso 20 del Sheraton Universal. Es el primer día de la primavera en el hemisferio norte. Soleado para no defraudar al calendario. Justo empieza esta nueva temporada del 2000, cuando se habla también de etapas y períodos casuales. A veces parece que hay que moverse para no abandonar el mismo punto, para no alejarse de la fe personal, de las creencias que perfilan la vida misma, de los puntos que designan las coordenadas de cada momento. No obstante a que se haga un planteamiento de manera -aparentemente- distinta. "Es un disco que definitivamente nos reconcilia con nuestras raíces más melódicas. Más no estamos volviendo a un inicio, sino que estamos cerrando un capítulo y abriendo uno nuevo. Por eso se llama 'Uno'". Están el cantante y líder Alberto "Beto" Cuevas y el baterista Mauricio Clavería quienes, junto a Pedro Frugone en guitarra, forman el ahora trío chileno caracterizado por una movilidad constante. "La Ley vive en todos lados, vivimos viajando y juntos", explica Beto, quien toma la voz absoluta de las respuestas. "Pero nuestras casas personales están en distintos puntos. Mauricio vive en México y en Los Angeles. Pedro vive en Los Angeles. Yo vivo entre Chile y México, también. Pero nuestra base es México". Alrededor y dentro de ese circuito palpitan encuentros y desencuentros que definen la idea de "Uno", su nueva producción, la cual será presentada oficialmente el próximo 14 de abril en el Auditorio Nacional de Ciudad de México para seguir en gira por el resto de ese país, algunas ciudades de Estados Unidos, países latinoamericanos y -por vez primera- Europa. La dirección del álbum ahora radica en el curso tomado por las guitarras. Temas pop que siguen la tradición de La Ley, sólo que ahora particularmente luminosa y simple. Hablamos de un disco con dejos de optimismo y menos artificios. "Es un disco bastante más sencillo en el génesis de las canciones", confirma Cuevas. "No hemos recurrido a diseños de sonido demasiado sofisticados para hacer canciones. Empezamos a hacerlas con guitarras acústicas y percusiones, a diferencia de discos pasados. Cuando los temas suenan bien de esa manera, significa que tienen una base sólida que permite luego producirlos de la manera que sea". -¿Qué diferencia ves con "Vértigo" (1998), su disco anterior? "Nuestros discos anteriores siempre han marcado especie de épocas. "Uno" es la antagonía de "Vértigo" y no precisamente renegándolo. Aquél fue un disco más oscuro y este es bastante más claro, más lleno de luz. Es un disco con una temática llevada un poco más a la espiritualidad del ser humano, en diferentes conceptos, que constituyen de alguna manera un riesgo cuando se habla de rock, porque en ese sentido el rock ha tenido ese estigma de manejar temáticas más oscuras, más crudas; y éste es un trabajo más espaciado, más minimalista, más blanco". - Aunque tomando como ejemplo el single ("Aquí") también es posible palpar algo de desolación... "Siempre las letras que escribo tienen un grado de melancolía que está intrínseco en lo que hacemos. Una vez alguien dijo que el rock chileno tiene esa característica, ese lado melancólico, no sé por qué será y no sé donde se encuentra, quizá en los acordes o en la forma como nos expresamos. Pero esta es una canción que habla de vivir el presente, el ahora, de no arrastrar cosas del pasado que aunque hayan sido buenas ya no sirven porque se quedaron atrás. Tampoco hay que preocuparse de sobremanera de las cosas que aún no han llegado; sino que es mejor abrir los ojos, agradecer de que estamos acá y de esa manera construir un buen presente para que lo que venga el día de mañana sea bastante más sólido. Básicamente es eso, el puntapié inicial de este disco que abre el estilo y concepto de su temática general". En "Uno" hay un hidden track de nombre "Once in a lifetime," el cual habla de un paraíso que todos añoramos, que algunos llaman "El Jardín del Eden" y otros pueden encontrar en cualquier lugar, dependiendo de la fe que tengan. Siguiendo con las letras en francés que ocasionalmente escribe Cuevas, en "Eternidad" encontramos sólo una parte "que resume un poco la temática de esta canción", según el cantante. Ahí dice estoy en libertad total / la otra estrella que vuela / la noche es clara / el tiempo para / no es un deja vu / el mundo baila / el mundo canta / la eternidad alivia mis penas / la vida ha llegado / yo soy el viento que eleva el fuego y el agua" (en "Eternidad"). "Hay intentos de poesía, porque no lo es, sonaría medio pretencioso", admite Cuevas. - Hace un rato leía "La invención de la soledad" de Paul Auster y en una parte dice que si se llena una habitación de pensamientos es posible entonces ahuyentar la melancolía. Es decir, vivir ese presente, aunque se esté solo y disfrutarlo así. "Lógico. Eso vendría a ser parte de la única realidad que se vive en ese momento, que significa el presente. Puedes leer o pensar y soñar cosas que todavía no están, pero la única realidad por lo menos en esta dimensión en la que vivimos, es el presente. La única realidad en nuestras vidas en este momento es la entrevista que tenemos ahora. Muchas veces, una de las enfermedades más grandes de la sociedad en que vivimos, es justamente el que tratamos siempre de anticipar o de arrastrar cosas del pasado y nos olvidamos de que estamos acá. Entonces estamos preocupados, con angustias, pensando en lo que vendrá mañana, en lo que va a pasar o en lo que sucedió ayer, y directamente no nos ocupamos de tratar de hacer algo provechoso hoy, ahora. De eso habla 'Aquí'". - Abundando más en la lírica de "Uno", ¿qué es lo que ahora ha resultado? "En toda mi temática siempre ha habido un grado de melancolía, incluso alguna pizca de pesimismo en algunos aspectos, donde hay parte de esa desolación que mencionas. Pero yo me siento, particularmente como letrista, bastante más esperanzado sobre lo que es mi responsabilidad hacia el futuro, no es que yo crea que voy a cambiar el mundo escribiendo como lo hago ahora. Sin embargo, siento que a través de sentimientos que estoy experimentando hoy en día puedo yo cambiar mi vida, hacer de ella algo mejor y más provechoso, y mediante el cambio personal que uno pueda experimentar, uno lo puede proyectar y eventualmente influenciar a quien se sienta sensible hacia lo que uno hace para crear algunos cambios. Como una reacción en cadena. Es lo que de alguna forma propongo en estas nuevas letras. Hablo, por ejemplo, de una temática reiterada, que siempre he tratado de indagar, que me sigue fascinando, que es un poco el hecho de morirse. Pero no de encontrar el final y que se ponga todo negro; sino del principio de algo nuevo a la muerte. La primera canción de este disco se llama "Eternidad" y dice Voy acercándome al final de un camino existencial / poco es el tiempo y se va, voy a salir en libertad total. O sea, la muerte es un detalle. A lo mejor la muerte es un nacimiento realmente y ahora en este mundo y en esta dimensión en realidad estamos muertos, por lo menos hay mucha gente que conozco que viven, respiran, comen, cagan... pero están muertos. Entonces esa reflexión está muy presente en todas las temáticas de este disco". "Por eso se llama 'Uno' también, porque no estamos partiendo de cero. Ya tenemos una década de grupo, de crecimiento, de experiencia, de evolución. Y ahora bajamos el moño de vuelta de una manera humilde y volvemos a empezar, pero sin embargo hay dentro toda una historia y una experiencia. Creo que es importante hacer eso de vez en cuando. No sentirse nunca como si llegaras a la cima porque eso siempre te va a impedir seguir avanzando". - Empieza tu decadencia... "La decadencia y por ende la muerte. Entonces nosotros nos sentimos como re-nacidos definitivamente". En "Uno" hay puntos de unión con el pasado, pero a la vez se reconoce la importancia vital que representa el aquí y el ahora. "Para los que siempre han estado con nosotros y a los que ya no están," reza la dedicatoria del disco. La salida de dos de sus integrantes -el bajista Luciano Rojas y el tecladista Rodrigo Aboitiz, ambos hoy en Saiko- parece haberle otorgado una mejor cohesión a la banda, por primera vez convertida en un trio. Precisamente la manera de concebir las canciones, se relaciona con esos cambios. "No sería un buen ejercicio decir ahora estamos mejor y con ellos no estábamos bien, porque hicimos grandes cosas juntos y muchos discos que fueron muy buenos. Sin embargo, cuando se va un integrante que tenía un lugar importante en el grupo nos vemos en la obligación de llenar ese espacio. Por eso comenzamos a componer un disco sobre guitarras. Toda la parte tecnológica que existe es complementaria y a favor de la canción. No es algo que está protagonizando u opacando, por ejemplo, la energía que pone Mauricio al tocar la batería, o el mismo sonido de la guitarra o la voz; que a veces se ven disminuidas cuando hay demasiada producción". -Años antes, la muerte del guitarrista Andrés Bobe marcó tambíen el inicio de otra fase en aquél momento... "La verdad es que nunca hemos planeado los períodos del grupo. Sin embargo, lo que no nos ha matado nos ha hecho más fuertes. Y yo siento que hoy nos encontramos en una posición más sólida como grupo, también por el hecho de ser tres. Entre menos personas te pones de acuerdo de una manera mucho más fácil, más dinámica. Somos un trío, una pirámide". - ¿Y qué les parece Saiko? "Su disco salió el 16 de diciembre en Chile. Se parece bastante al proyecto de La Ley antes de que fuera tal. Antes había una mujer que cantaba, que terminó yéndose a España y entonces se formó La Ley. Y Saiko tiene una base tecnológica, muchos loops y todo eso, y la cantante lo hace bastante bien, muy melódico. Creo que están en vías de desarrollo, tienen que encontrar un sitio propio y algo interesante". -Alguna vez comentaron que les gustaría ser como el futbolista Marcelo Salas, no sólo gozando de fama en el exterior sino también queridos en su país. ¿Definitivamente no tienen el mismo reconocimiento en Chile que afuera? "El fútbol siempre ha sido más popular que el rock y la música en general. Entonces, cuando un futbolista anota goles afuera es algo para Chile, se siente esa victoria, ese sabor a triunfo. Un gol es algo objetivo y la música, no. A alguien le podrá gustar uno u otro grupo. Entonces, quizás estando en primer lugar en las listas habrá a quien no le parezca eso en Chile, entonces no es lo mismo. Y un poco pasa eso en nuestro país. Sucede que por el hecho de que en algún momento de nuestra carrera hayamos emigrado de nuestro país para emprender una carrera internacional, hubo como una especie de pequeño resentimiento que empezó a nacer de la gente que nos seguía..." "Por parte de la prensa," interrumpe Mauricio. "Bueno, auspiciado por ellos", retoma Cuevas. "Empezaron a decir: se fueron y todo eso responde a cómo somos los chilenos que vivimos allá. El chileno siempre trata de ayudar cuando un artista o persona está abajo, pero cuando una persona está bien parada y tiene ganas de crecer y de ser grande, no sólo en su país sino en el mundo, es una especie de se fue, nos dejó, nos dió vuelta la espalda. A mí, en lo personal, hoy en día y después de tantos años de girar y de todo, no me preocupa tanto, porque todo eso se revierte con música, con logros. Cuando vas a tocar a tu país y la gente ve un show tremendo, qué importa que te hayas ido y estés donde estés, tú sigues siendo chileno. No estamos diciendo que seamos mexicanos, americanos o argentinos, nosotros somos chilenos aquí y en la quebrada del ají, como decimos allá. Pero no se puede comparar en todo caso la popularidad que tenga un artista a un futbolista. De hecho, Neruda fue duramente criticado antes de que le dieran el Premio Nobel, después lo empezaron a considerar, pero antes ni entendían siquiera su poesía; Claudio Arrau, uno de los mejores pianistas que han existido, tuvo que salir del país para lograrlo y ser reconocido; Alejandro Jorodowsky, guionista, escritor, poeta, artista; lo mismo. A Roberto Matta igual le sucedió. Humberto Gatica se ha ganado cinco Grammys, realmente es un chileno exitoso en el extranjero, ha grabado con Michael Jackson y en el Festival de Viña le dieron un reconocimiento a Emilio Estefan. Es un poco el parámetro que manejamos, pero igual somos chilenos. Igual queremos a nuestro país, es una relación muy especial". Mauricio: "Lo queremos con sus virtudes y sus defectos, los países son como los seres humanos, tienen cosas buenas y malas, indudablemente". -Además del trabajo como trio, "Uno" ensayó un nuevo modo de composición y producción, ¿no? Hablen un poco de eso. "Comenzamos en Cuernavaca a hacer muchas canciones, ideas. Grabamos demos y contactamos a Humberto (Gatica), quien previamente había trabajado con nosotros (en "Invisible", de 1995) y a quien elegimos básicamente porque es una persona que se la cree con el grupo, aparte que es un excelente profesional, un buen artista; se convierte como en otro integrante más, como el puente entre nosotros y el público. Él se sintió muy involucrado en este proyecto, le puso más que su corazón. Como co-productor trabajó Aldo Nova. Probablemente habrás escuchado de él, durante los ochenta..." - De nombre sí, pero creo que nunca he escuchado su trabajo. "Tuvo sus quince minutos de fama en la década de los ochenta, pero ahora trabaja como diseñador de sonidos. Humberto lo conocía porque compuso algunas canciones para Celine Dion y sugirió su nombre. Hicimos toda la pre-producción de este disco con él en Montreal y surgió una onda muy particular, porque Aldo es un tipo bastante especial a nivel de carácter. Tuvo su etapa de reventón muy fuerte, entonces... Hicimos tres canciones donde él participó en la autoría. Después de eso, ya teniendo el material, la base de este disco, vinimos a Los Angeles para hacer la grabación de baterías, bajos, guitarras y voces" El trabajo completo de producción de "Uno" fue de casi un año, repartido entre Cuernavaca, México, Montreal y Los Angeles. Para Cuevas especialmente, significó un importante reencuentro con Canadá, país donde pasó gran parte de su adolescencia. "Ahora mis compañeros se familiarizaron con el background que yo tuve de adolescente, donde crecí", cuenta. "Fue importante eso para el disco, como una especie de volver, de hacer el loop, de desmitificar el pasado que es algo muy importante. Me sirvió porque me dí cuenta de que lo importante, como lo que dice la canción, es el "aquí y ahora," es lo único que existe, lo otro es una memoria. A veces no es tan buen ejercicio recordar". |
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