Cristock: Golpeando las puertas del Cielo
El pasado fin de semana se realizó el primer festival masivo de rock cristiano en nuestro país, una iniciativa que generó algunos resquemores entre los propios religiosos. Cerca de 2 mil jóvenes disfrutaron de una veintena de grupos de punk, metal, grunge, funk y hip hop que aseguran tener a Dios como su copiloto. Ya prometen un "Cristock II".

Texto: Arturo Figueroa

Llegamos poco después de las nueve y media de la mañana del sábado 1 de abril. De las dos mil personas que la noche anterior se llegaron a aglutinar en torno a este inédito evento de rock cristiano en nuestro país, quedaban unas 350. En efecto, muchos se iban en el momento que nos bajamos del bus y comenzamos nuestro "peregrinaje" hacia la propiedad evangélica "La Misión", ubicada en el camino a Lonquén. Con cada paso que dábamos, crecía nuestra curiosidad agnóstica.

Y con lentitud, también crecía el sonido. Hasta que a la percepción auditiva se unió la visual. Ante nuestros ojos, un prado verde usado habitualmente como cancha de fútbol por los feligreses era ocupado ahora por un escenario bien equipado y un público que a primera vista no parecía -cómo decirlo- una representación adecuada del "buen samaritano" ni de la "oveja encarrilada en el rebaño del pastor".

Cabellos teñidos de los colores más vistosos y con cortes extremos (demasiado largos, demasiado cortos o demasiado extraños). Maquillaje cadavérico, uñas negras, ropas ajustadas y chaquetas de buzo en ellas. Pantalones militares, chaquetas de cuero, aros en las narices y tatuajes en ellos.

Y las poleras. Vaya que había poleras interesantes. Desde aquéllas (las menos) con el nombre de grupos "seculares" como los BBS Paranoicos, Rancid, U2 e incluso Black Sabbath, hasta aquéllas (las más) que tenían estampadas leyendas tales como "Guerra sagrada (Holy war)", "Che Guevara, su revolución murió" o bien promocionando a sus grupos. Como la de Sanctuary -en abierta mofa a Obituary-, que deja en claro lo que pretende con la leyenda "sin Dios somos huesos secos".

Había una parte del público -la más vistosa- que incluso participaba acercándose al escenario para practicar el "mosh". Esos exaltados saltos, empujones y serpenteos circulares en grupo, calcados de los recitales punk, se complementaban con el lanzamiento incesante de botellas plásticas al escenario. Todas, de agua mineral o bebidas.

La estética y la iconografía es la misma del rock más crudo, pero utilizada de forma invertida. Es una "satanización del satanismo", donde el piercing, la tintura, el tatuaje, todo está orientado hacia la "santificación" de la música y las personas que la escuchan.

Adiós Carnaval, Adiós Satanás

El evento tuvo su origen en el movimiento evangélico Despreciados Desechados, un ministerio del cual forman parte unos 150 jóvenes y que fue creado por dos amigos (Fernando Gallegos y Marcos Cartes), unidos por su amor al rock y a Jesucristo. Su centro de operaciones está ubicado en plena galería comercial Crown Plaza, bajo el nombre "Power Music", que en lo formal es una tienda que vende instrumentos y amplificadores. Desde allí, ya habían organizado pequeños encuentros llamados de forma juguetona, como "Rockanuto".

Para el festival Cristock, contaron con el auspicio en sonido de la empresa Acoustic Center. Todo lo demás -los puestos de la Cruz Roja, la carpa sobre el escenario, los baños químicos- debieron costearlo ellos mismos. Con la "esperanza" y "fe" de que recuperarían la inversión a través de la modesta entrada (de sólo mil pesos).

Fueron 27 grupos los que desfilaron durante estas casi 25 horas ininterrumpidas de rock y teatro (hubo dos obras), que partieron a las 21.00 del viernes 31 de marzo.

¿Nombres? Rodolfo y su Banda, Reino Violento, Milenio (progresivos de Concepción), CefasFunk, Extremo, Redentor, Siervos Inútiles (de Valparaíso), los hip-hoperos Armagedón y Teo Casta, Ruleta, Xtreme Faith, Pathmos (de Antofagasta), Apologética, Perniles con Papas, Alarma, Nuevo Pacto (quienes tienen dos discos y diez años de trayectoria), Conviction, Jonkippur, Perro Atropellado, Sirofenicia (cuatro mujeres que hacen doom metal), más dos grupos de corte folclórico.

Tuvimos la ocasión de ver la presentación completa de Redentor. Ellos cultivan un moderno tipo de rock metálico que mezcla influencias de Rage Against The Machine con Sepultura. Sus letras -al contrario de lo que se podría pensar- no son estrictamente religiosas. Muchas hablan de temáticas sociales como el suicidio, el aborto, las drogas y las minorías indígenas.

Siendo sinceros, no esperábamos encontrar demasiada calidad musical, lo lógico era pensar que el rock era el pretexto para el discurso evangelizador. Pero lo que se pudo apreciar en esta banda fue bastante contundente. Están a la altura de sus más conocidos similares en Chile.

"Dios Creó La Musica Y Le Gusta Que Le Canten"

Además de ser uno de los dos mentores del proyecto, Marcos Cartes es reconocido como el fundador del primer grupo de heavy metal cristiano. ¿Alguna vez escuchaste hablar de Azeta? Pues bien, desde esos tiempos ha tenido que luchar no sólo contra ciertos músicos y público que se han mofado de su propuesta. También contra gente de su misma religión que siempre ha visto al rock como un enemigo.

-¿Por qué utilizar un lenguaje como el rock, asociado por muchos sólo a excesos y escándalos?

"Mucha gente nos pregunta eso. De hecho, hay un sector más tradicional de la Iglesia que se opone por los prejuicios que existen. Pero, de partida, nosotros pensamos que Dios creó la música. Hasta cuando Satanás estaba en el Cielo tenía una legión de ángeles a su cargo cuyo trabajo era adorar a Dios con música. Ya el Rey David, 4 mil años antes de Cristo, tenía un montón de salmos escritos para ser cantados. A Dios le gusta esto de la música, es sagrado que le canten".

-¿Terminar con esos prejuicios es una motivación adicional?

"Claro. De las dos mil personas que hubo en este evento, si dos andaban con una botella de vino es mucho. Y pito, olvídate. Ese es nuestro llamado, estamos haciendo una limpieza de la música. Se pueden hacer muchas cosas sin drogas, sin alcohol y sin violencia. Nosotros salimos de ese mundo y nos dimos cuenta que no conduce a nada bueno. Te vas a reventar y después vas a seguir con tu corazón vacío".

-¿Hay grupos con intenciones serias de entrar al mercado musical chileno?

"Cristock es un paso que se dio adelante y yo creo que va a ser un incentivo para que todos estos músicos se metan a un estudio, graben una producción y contacten a un sello. Nuestra intención no es cerrarnos en el circuito cristiano, sino que poder expandir esto a otras partes. En Estados Unidos hay una revista que es igual que la Billboard, que hace entrega de premios igual que la música "secular". Son un ejemplo que seguiremos".

-¿Y eso lo van a lograr superando la etiqueta de "rock cristiano"?

"Lo que nosotros predicamos en nuestras letras no es religión, porque Jesucristo cuando vino acá no vino a predicar una religión, sino que una forma de vida. Yo no necesito un cura para que me perdone, Jesús dice que yo puedo ir directamente a Él. Tampoco necesitamos leyes, nuestra única Constitución es la Biblia. Tenemos muchas letras sociales. Estamos en esta sociedad, pagamos impuestos y no podemos ser ajenos a ella. Está "archi" comprobado que a sociedad ha seguido un camino equivocado, sino el mundo no estaría así como está".

Cristock II

El éxito que ellos consideran haber obtenido con la primera versión del festival Cristock quieren capitalizarlo para realizar un evento mucho más llamativo en un año más. El lugar ya lo tienen más o menos pensado, el Court Central del Estadio Nacional. "Es que tiene que ser un recinto más céntrico y accesible a la gente".

De concretarse, la idea sería contar con bandas "seculares" de gran convocatoria que se puedan "empaparse de todo esto". ¿Se imaginan algunos nombres?


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 



Archivo de Reportajes