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IMPRESIONES
No
podía dejar de acordarme de “La danza de los vampiros”, aquella
mítica película que Roman Polanski filmó para reirse de los disfraces
que adornan los géneros de terror y suspenso, en cada momento de
la sesión que grabamos junto a los Enmascarados de Monterrey. Cada
minuto se desarrollaba a medio camino entre una estimulante performance
actoral, una música hipnótica e instrumental la mayor de las veces,
y una ingeniosa trama de misterio. ¿Por qué? Los tres músicos aparecieron
de súbito en la sala de ensayo provistos de máscaras de lucha libre
que cubrían sus identidades y una serie de adminículos que simbolizaban
la iconografía cargada de religiosidad que estas prácticas tienen
en México (de ahí el nombre del grupo).
Hay
que entrar en el juego de los Enmascarados para disfrutar no sólo
su música, sino que su propuesta global, que crea un universo encantador
y sumamente distintivo, análogo al que Pánico creara en sus primeros
años de actuaciones en la escena chilena. Musicalmente, esta sesión
es representativa sólo de una arista del sonido del trio: la más
árida y compleja, sobre todo si la comparamos con el demo del disco
que nos hicieron escuchar después –el cual debiera publicarse pronto
en CD-, una joya del pop bizarro que merece la pena escuchar tanto
o más que esta exclusiva presentación que los Enmascarados dedicaran
a su mentor, el Santo Niño Doctor Jesús. Vamos con unas rolas, cabrones!!!
Arturo
Figueroa B.
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